Casi todas las semanas participo en la tertulia de 7 Noticias y no deja de sorprenderme ver cómo se plantea la posibilidad del derecho al voto a partir de los 16 años por partidos políticos que pueden ser opción de Gobierno.
Creo que estos debates quizás pretendan desviar la atención sobre la falta de liderazgo o de un verdadero programa político. Podemos quiere hacernos olvidar su fracaso en Cataluña y Ciudadanos se apunta a todo lo que sea contrario a lo que dice el Partido Popular. Por otro lado Psoe está muy ocupado en conseguir mantener a su secretario general hasta el 2033.
Quizás el único fin de estos debates sea desviar la atención sobre la falta de liderazgo o de un verdadero programa político.
Por otro lado es una pena que no se hable de las cosas que realmente preocupan a los ciudadanos lo que provoca una mayor brecha y pérdida de confianza entre estos y sus representantes políticos. La política es la actividad más noble si se entiende como servicio a los demás pero para eso la confianza, el respeto y el esfuerzo debe ser compartido por quienes la ejercen y por aquellos a los que los políticos representan.
Sinceramente creo que en, primer lugar, los jóvenes a esa edad no tienen la suficiente experiencia vital ni el conocimiento de las obligaciones y derechos que implica ejercer el voto y elegir a los gobernantes. Si se piensa un poco podríamos preguntarnos cómo sería posible que un joven de 16 años que no puede conducir un coche podría elegir a quienes deberían conducir un Ayuntamiento o un Parlamento.
Por otro lado es una pena que no se hable de las cosas que realmente preocupan a los ciudadanos, lo que provoca una mayor brecha y pérdida de confianza entre estos y sus representantes políticos.
Por ejemplo, en lugar de hablar de reformar la ley electoral para conseguir más diputados, algo que es muy interesante para los partidos políticos, a los ciudadanos les importa más poder elegir a sus candidatos en una lista abierta y no tener que votar una lista cerrada resultado de procesos internos, algo a lo que se apuntan sorprendentemente los nuevos partidos que prometieron cambiar las cosas y que ahora blindan sus reglamentos de organización para mayor gloria de sus líderes.
MJN