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Cómo afrontar la adversidad

A veces en la vida surgen situaciones que ponen nos a prueba. Puede ser por la pérdida de un trabajo, una ruptura sentimental, problemas con un amigo o familiar… Y también un problema de salud, de esos que llegan sin avisarnos, y nos pilla con un montón de emails sin contestar.

Actualmente se están poniendo de moda cursos sobre la felicidad y cada vez más gente busca desesperadamente cómo conseguirla.

Las personas necesitamos ser felices pero debemos encontrar el pin correcto para activar lo que nos ayude a seguir adelante frente a la adversidad.

Puede que el mejor método esté por descubrir y puede también que al final la felicidad sea solo un momento de paz en el sofá de tu casa o en tu café favorito saboreando un capuchino.

Ante esas situaciones terribles y frustrantes hay que respirar hondo y seguir. Dejarse ayudar es imprescindible y valorar cada pequeña mejora como un gran logro.

Afrontar la adversidad debe empezar por desear algo desesperadamente con un propósito claro. A partir de aquí una buena dosis de confianza porque seguro que se puede conseguir y si un día estás más triste hay que dejarse llevar y esperar al siguiente porque es cierto eso de que «después de la tormenta siempre llega la calma».

Lo importante es tomar la decisión de que nada ni nadie nos va a impedir que seamos felices.

(Dedicado a una gran amiga)

MJN

elpais.com/elpais/2017/09/24/laboratorio_de_felicidad/1506267775_029089.html

Enfrentar la vida con torería

    Acabo de salir de una conferencia sobre vencer el miedo al fracaso, confiar en uno mismo para triunfar, ser decidido, rodearse de gente positiva, trabajar en equipo para alcanzar la meta… 

!!vamos lo que intentamos todos hacer cada día!!

    La parte que más me ha gustado ha sido cuando el conferenciante ha dicho que no es lo mismo torear que ser torero: lo primero puede hacerlo cualquiera, lo segundo solo se hace con pasión.

    Me ha llamado la atención porque yo siempre he intentado ser torera, trabajar con pasión en aquello que me ilusiona y me hace sentir viva. Lo que quizás no sepa el torero que ha hablado es que los toros pueden tener caras diferentes y no solo se encuentran en las plazas.

     Primero he pensado en todos esos obtáculos que hay que superar cada día en el trabajo pero luego he pensado en el valor de las mujeres que se juegan la vida para tener un hijo, del miedo que se pasa en un paritorio y que seguro que no es menos que el que pasa un torero antes de salir al ruedo: He pensado en el miedo al fracaso como madre, como educadora, cuidadora y protectora de tus hijos.

    He pensado que además, para nosotras, la faena no acaba cuando el toro cae en la arena, sino que sigue toda la vida e incluso nos atrevemos a empezar otras más. 

    He pensado en todas las mujeres que, sin ser toreras, afrontan con toreria los embites de bestias de traje negro a las que les molesta la autenticidad porque es más fácil torear con vaquillas. 

   Admiro a los toreros y toreras que viven con pasión cada faena porque para triunfar hay que entregarse lo mismo a un público en Las Ventas que en Santander. Las personas son lo importante, el público, todo lo demás es secundario. Pero no siempre se puede elegir la plaza ni la ganadería, por eso hay que hacer que cada día sea único. 

    Así es la vida misma, está hecha de la suma de pequeños y grandes triunfos en diferentes plazas: en la familia, en el trabajo, con los amigos o con compañeros.!

   Ha sido una conferencia simpática y muy amena, llena de anécdotas y experiencias personales. Me alegro de haber ido porque a mí me gustan los toros. 

Cómo afrontar la adversidad: zanahoria, huevo o café

Que la vida es dura no es nada nuevo en el universo. Es dura a los dos años cuando aún te caes al andar. Aún más cuando a los 5 tienes que vértelas en el cole con algún compañero que te quiere quitar los lápices. En la adolescencia, en la juventud y más tarde cuando acabas tus estudios y tienes que enfrentarte a todo eso que se llama mundo y que hasta ese momento no te has planteado descubrir.

Hay etapas en las que **estás tan ocupado en sacar adelante una familia y desarrollar plenamente tu profesión que no te paras ni a pensar cómo afrontar los desafíos y las adversidades**. Lo más fácil es catalogar a las personas como blandas o duras. A veces te dicen «tú eres fuerte» como queriendo darte ánimos y lo que hacen es generarte más ansiedad.

Por fin te das cuenta que **no hay solo dos categorías de personas, las blanditas y las fuertes.** Las que se vienen abajo frente a los problemas, pero no cualquier problema, sino de esos problemas que marcarán tu futuro y tu forma de vida, vamos, lo que viene a llamarse situaciones muy difíciles, serían las blanditas. A estas las llamaremos zanahorias porque se deshacen si las hierves un poco.

Luego estarían las duras, esas que con el tiempo se vuelven más enteras y fuertes. Como los huevos, que si los hierves se endurecen y cambian de forma y hasta de color.

Pero en el video que os dejo a continuación encontraréis otra forma de afrontar esos momentos adversos, en los que parece que todo se nos viene encima. Porque sí, **hay días en los que uno piensa que es mejor no existir**, todo nos sale mal, todo se derrumba, a nuestro alrededor no encontramos donde apoyarnos. Desilusión, desencanto, desesperación, personas que te defraudan, esperanzas frustradas.

Pues aquí es donde **uno puede ser un grano de café.** Un simple, pequeño y común grano de café que cuando lo hierves consigue transformar el agua en una deliciosa bebida, café. Esta es la otra opción, cambiar lo que nos rodea.

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Ghandi iba más allá y dijo que **para cambiar el mundo hay que empezar por uno mismo**.

Así que a reflexionar: Si queremos cambiar lo que nos rodea quizás deberíamos empezar por dejar de ser un huevo o una zanahoria.

Ghandi