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La RSE: una oportunidad para Europa

Artículo publicado en la plataforma Destino Europa
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La situación actual nos obliga a plantearnos qué Europa queremos y para eso hay que empezar por revisar todos nuestros objetivos previos a la pandemia por COVID_19, porque el impacto en la sociedad está siendo de tal calibre que nada de lo que hace 6 meses considerábamos un planteamiento claro lo es hoy.

Las instituciones públicas y por supuesto la UE tienen un papel decisivo a la hora de enfocar las prioridades de cara a un futuro que, aunque incierto, deberemos ir configurando en base a las tendencias que observamos. Por ejemplo, los cambios demográficos que se van a producir fruto de una casi segura menor natalidad, como ya ocurrió en la anterior crisis económica del 2007, un mayor envejecimiento y un movimiento de trabajadores con un buen nivel de cualificación a sectores como el agrario, debido a la alta demanda de mano de obra y porque sin duda es un sector estratégico como el del transporte, como ha quedado demostrado durante la crisis sanitaria por el coronavirus.

Europa no puede pararse y de hecho no lo ha hecho. Aunque lentamente, porque los mecanismos que precisamente garantizan que las decisiones sean ajustadas a la situación y que beneficien por igual a todos los ciudadanos europeos, la UE está tomando medidas de gran calado a nivel económico para ayudar a los gobiernos. Ahora el reto está en que esas ayudas y medidas lleguen lo más rápida y eficazmente a quienes serán los encargados de que la maquinaria continúe funcionando, las empresas y los trabajadores.
La Responsabilidad Social Empresarial, RSE, se vislumbra como una oportunidad para que Europa y todos los países que la forman adopten medidas con las que se fomente un desarrollo social más sostenible ligado a la mayor competitividad de las empresas.

El pasado año la Comisión Europea planteaba la necesidad de que el Consejo Europeo de la Innovación prestara apoyo a los innovadores, a las nuevas empresas, a las pymes y a los investigadores. La clave está en la necesidad de incrementar y potenciar los vínculos entre los investigadores y las empresas para que la innovación se materialice precisamente en un desarrollo más sostenible, haciendo hincapié en las pymes que son las que precisamente disponen de menos recursos para desarrollar iniciativas de investigación e innovación.

Por ello se hace imprescindible la generación de alianzas a nivel mundial, nacional, regional y, sobre todo, a nivel local para que se cumpla uno de los objetivos de la Agenda 2030 sobre el desarrollo sostenible aprobada en 2015 por la ONU, precisamente el ODS 17. Porque solo desde unos objetivos compartidos donde las personas y el planeta se sitúen como eje prioritario se podrá fomentar el crecimiento y, por extensión, las mejoras sociales que se deben abordar.

Las previsiones económicas no son buenas debido a la pandemia de la COVID_19. Se espera una fuerte contracción de la economía mundial y una gran recesión que se deberá combatir precisamente con mayor solidaridad entre los países y unas empresas enfocadas en la responsabilidad social.
Precisamente la UE ha desarrollado en los últimos años nuevos criterios de tipo ambiental y social en todo lo relativo a la contratación pública y deberán ser las empresas las que, de forma responsable, cumplan con su obligación de desarrollar su actividad económica de tal manera que generen un aumento de los beneficios y del crecimiento más sostenible, apostando por nuevas oportunidades de mercado y buscando un valor para sus accionistas que se traduzca en responsabilidad y compromiso con sus grupos de interés.

Ya en el marco de la estrategia europea Europa 2020 y en el Informe 2008 de la Comisión Europea sobre competitividad, quedaba patente el vínculo entre RSE y competitividad ya que la confianza, la innovación, la eficiencia y la gestión del riesgo están íntimamente ligados a ambos conceptos. Numerosos estudios han demostrado que las empresas más responsables son más competitivas fruto de una mayor confianza de sus empleados, sus clientes y sus proveedores.

Pero solo si los ciudadanos, las empresas, las universidades, los interlocutores sociales y los gobiernos colaboran se podrán superar los nuevos retos que nos ha traído la COVID-19 y que se suman a algunos ya detectados como la producción de alimentos, la movilidad, la edificación o la economía circular. Estos nuevos retos se derivan de un cambio en la demografía y por lo tanto en la forma de comportamiento de los ciudadanos a partir de ahora. Europa tiene mucho trabajo por delante para orientar a los Estados y que todos los ciudadanos perciban ese esfuerzo y la necesidad de contar con unas instituciones europeas fuertes, que escuchen a los ciudadanos y que a la vez les propongan los cambios necesarios para garantizar su seguridad, su salud y todos los derechos democráticos conseguidos en estos últimos 70 años.

La integración es un reto pendiente en la UE y las propuestas en la Agenda 2030 pasan por una mayor presencia de actores para el desarrollo provenientes del sector privado. La inversión en educación, salud e igualdad serán claves para evitar desigualdades entre ciudadanos de los diferentes países y el papel de las empresas es relevante para conseguirlo. Ahora las personas, más que nunca, deberán estar en el centro de todas las decisiones que se tomen, ya sea desde el ámbito público o privado, porque la pandemia ha dejado claras cuáles son las prioridades.

Hemos visto cómo determinados sectores económicos se han “parado” literalmente, cómo los ciudadanos se han confinado en sus casas y cómo han surgido con fuerza herramientas como el teletrabajo. Pero lo más importante ha quedado demostrado que es la solidaridad y el apoyo mutuo, tener una estrategia clara y actuar decididamente. Allí dónde no se ha hecho así las consecuencias han sido nefastas. Europa superará esta crisis pero urge replantearse los objetivos prioritarios de la Agenda 2030 para que se proteja sobre todo a aquellos ciudadanos que se van a quedar sin empleo, a los que ya estaban en situación de vulnerabilidad y especialmente a los más jóvenes.

El compromiso de Europa con la responsabilidad social es ahora imprescindible. De su ejemplo y de las medidas que se tomen para promover en las organizaciones una nueva forma de gestionar basada en mejorar las relaciones con sus stakeholders dependerá en gran parte la salida con éxito de esta crisis. Los directivos, dueños, inversores, empleados, clientes o proveedores deben tender a un equilibrio en sus intereses y para eso ya no importa solo el qué se hace sino el cómo se hace de manera que se creen nuevos vínculos aún más sólidos que nos hagan a todos más comprometidos y resistentes.

De todos los escenarios posibles, quizás el más acertado sería que Europa liderara un camino hacia la responsabilidad social y la sostenibilidad mediante la sensibilización y el apoyo decidido a las empresas, sobre todo las pymes, para que realicen sus negocios de forma responsable. Las empresas deben ser conscientes del impacto que su actividad genera en los grupos de interés o stakeholders y por eso es necesario que se incorporen a su estrategia de negocio las preocupaciones de sus trabajadores, proveedores, colaboradores en general, de tal manera que contribuyan a mejorar su entorno.

Bibliografía:
Hacia una Europa sostenible en 2030. Comisión Europea. Bruselas, 2019.
Estrategia europea Europa 2020.
Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. ONU, 2015.
Encuesta de información sobre responsabilidad corporativa “El camino a seguir”. KPMG, 2017.
Plan de acción nacional de empresas y derechos humanos. Gobierno de España, 2017.

Habilidades comerciales

Todos los empresarios quieren vender sus productos o servicios y se habla de habilidades comerciales pero no sólo de los agentes o promotores depende alcanzar el nivel de ventas previsto.

La marca corporativa debe trabajarse y por supuesto la formación de todos los miembros del equipo que deberán conocer las técnicas básicas de negociación, manejar situaciones de crisis o tener influencia.

No basta con conocer el producto, lo que por supuesto es obvio, sino que además deberemos generar confianza y enamorar a nuestro público.

Todos las personas que forman el capital humano de una empresa contribuyen desde dentro a proyectar el verdadero valor de la organización. Valor que se crea a base de trabajo, formación continua, una buena dosis de pasión e ilusión y mucho coraje.

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Cómo te afectará la nueva Ley de Protección de Datos

El nuevo **Reglamento General de Protección de Datos** aprobado por el Parlamento Europeo y el Consejo va a implicar cambios en el marco regulatorio vigente ya que uno de sus fines es unificar los regímenes de todos los estados miembros de la Unión Europea sobre la materia. Incorpora nuevos aspectos clave como el **derecho al olvido** y el **derecho a la portabilidad**, que van a mejorar sobre todo el control y la capacidad de decisión sobre nuestros datos personales confiados a terceros.

A partir del **25 de mayo de 2018** no habrá excusa para cumplir con la norma y por ello el Gobierno está preparando modificaciones de calado en la normativa sobre protección de datos, con el fin de ajustarla al reglamento sobre la materia aprobado por la Unión Europea. Todo tiene que estar preparado y adaptado para el momento en el que todos los países de la UE tengan las mismas obligaciones en materia de protección de datos.

A partir de la fecha indicada todas las **empresas, autónomos o asociaciones** que manejan datos de sus clientes deberán observar los procedimientos de la nueva reglamentación. Y aunque parezca una fecha muy lejana, la cantidad de cambios en la cultura de **seguridad de la información en las empresas**, aconseja que no se deje para el último momento.

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Las **modificaciones más importantes** introducidas en esta materia son:

**1.- El consentimiento tendrá que ser expreso.**
Ya no bastará con las conocidas menciones genéricas que establecían de forma tácita la autorización de los clientes para disponer de sus datos. El consentimiento tendrá que ser expreso. La redacción deberá ser clara y en este sentido el artículo 7.2 del reglamento europeo avisa también sobre la costumbre de que dicho consentimiento aparezca difuminado entre otras condiciones del contrato y/o servicio:

“Si el consentimiento del interesado se da en el contexto de una declaración escrita que también se refiera a otros asuntos, la solicitud de consentimiento se presentará de tal forma que se distinga claramente de los demás asuntos, de forma inteligible y de fácil acceso y utilizando un lenguaje claro y sencillo. No será vinculante ninguna parte de la declaración que constituya infracción del presente Reglamento.”

**2.- Edad para otorgar consentimiento.**
A partir del 25 de mayo de 2018 la edad para poder otorgar consentimiento sin necesidad de autorización paterna queda fijada en 16 años aunque los Estados miembros podrán rebajar como máximo a 13 años en su respectiva legislación nacional.

**3.- El delegado de Protección de Datos.**
Se trata de una figura que el reglamento europeo establece como obligatoria en aquellas empresas que manejan datos personales. Las funciones de este delegado según el artículo 39.1 del reglamento son:

a) Informar y asesorar al responsable o al encargado del tratamiento y a los empleados que se ocupen del tratamiento de las obligaciones que les incumben en virtud del presente Reglamento y de otras disposiciones de protección de datos de la Unión o de los Estados miembros.

b) Supervisar el cumplimiento de lo dispuesto en el presente Reglamento, de otras disposiciones de protección de datos de la Unión o de los Estados miembros y de las políticas del responsable o del encargado del tratamiento en materia de protección de datos personales, incluida la asignación de responsabilidades, la concienciación y formación del personal que participa en las operaciones de tratamiento, y las auditorías correspondientes.

c) Ofrecer el asesoramiento que se le solicite acerca de la evaluación de impacto relativa a la protección de datos y supervisar su aplicación de conformidad con el artículo 35.

d) Cooperar con la autoridad de control.

e) Actuar como punto de contacto de la autoridad de control para cuestiones relativas al tratamiento, incluida la consulta previa a que se refiere el artículo 36, y realizar consultas, en su caso, sobre cualquier otro asunto.”

Es importante destacar que el reglamento europeo permite que estas funciones se puedan realizar externamente por un profesional cualificado y, en el caso de empresas con varios centros, que el cargo se ejerza por la misma persona para todo el grupo empresarial.

**4.- Sanciones más elevadas.**
Y como en todo reglamento el apartado de sanciones también es destacable. Así el artículo 83 establece el régimen de sanciones para los que contravengan esta regulación europea de la protección de datos. Las **multas administrativas van desde los 10 millones de euros** (o el 2% del volumen de negocio anual anterior, si supera dicha cantidad) a los 20 millones de euros (o el 4% del volumen de negocio del año anterior, la cantidad que sea mayor). El Gobierno español ajustará por tanto el régimen punitivo a este rango de cuantías y establecerá la graduación de faltas según sean leves, graves o muy graves.

El Gobierno ya ha iniciado los trámites del nuevo anteproyecto de la Ley Orgánica de Protección de Datos, pero estas son las principales novedades que está obligado a incluir por mandato europeo y tendrá que aprobar la norma antes de la fecha de entrada en vigor. Por lo tanto es hora de incorporar para el próximo año una nueva **revisión de nuestras obligaciones si manejamos datos de clientes**. La **previsión y la adaptación** en los próximos meses jugará a nuestro favor.